Una magia que se percibe
Nos sentimos fuertemente vinculados a nuestro territorio.
Palpamos esta magia de los lugares únicos, donde el paisaje
Y las variedades lucen con especial esplendor.
Cautivadora. Una tierra perfecta rodeada de bosque.
Cepas de Cariñena orientadas al noroeste, atrapando el calor
Del invierno y buscando la frescura de las noches de verano.
Esta es la máxima expresión de Oller del Mas
Vendimiado a mano y siguiendo nuestra filosofía:
La mínima intervención.
Criado en maderas nobles y reposado con cariño
En esta botella hasta día de hoy
La barraca de viñedo y las terrazas de piedra seca conforman la parcela de la Masía, una parcela arrasada por el fuego del año 1986 y que fue abandonada. Posteriormente, la conquistó el bosque, quedando escondida y olvidada más de 50 años. Es, una parcela única y admirable, reseguida en forma de anfiteatro en el que las terrazas de piedra seca serpentean rodeadas de bosque y naturaleza, siempre con la mirada en las montañas de Montserrat.
La magia de un lugar único bajo la contemplación de Montserrat y cuya altura capta el sentido de la vista de cualquiera. El proceso de recuperación de esta maravilla se realizó con la colaboración de Cáritas, donde ha trabajado personas en riesgo de exclusión social. Esta restauración fue premiada por el concurso Viu la Pedra Seca que organiza la DO Pla de Bages y que tiene como objetivo promover la rehabilitación de este patrimonio y poner en valor el trabajo de investigación, las actividades educativas, itinerarios y acciones de promoción y difusión de la piedra seca.
El día 1 de octubre de 2018 se cosecha a mano esta preciada parcela. Una cariñena de 18 años plantada en sol franco-arcilloso y siguiendo los parámetros de la agricultura ecológica y regenerativa. El enólogo Carles Muray ha estado estudiando durante 3 años el comportamiento de los suelos de la finca respecto al cambio climático y apunta:
“Es una curiosidad muy grande como varía la adaptación de las variedades a los suelos de la Finca. La cariñena ha estado marcada por un cambio, nos tiene emocionados por el producto que nos ofrece. Dicen que embotellar los vinos en Luna “apagándose” es positivo para la guarda. Ha sido un acierto hacer una maceración fría, la extracción de las pieles ha sido muy suave. Quizás incluso podríamos decir que en la boca se define como una Cariñena “fresca”. Estamos muy contentos, ganaremos personalidad. Lo embotellamos para terminar de afinarlo.”
2018 Fue una añada complicada que empezó con un invierno muy frío y lluvioso. La primavera fue insólitamente lluviosa y fría, lo que obligó a realizar un trabajo intenso para mantener una buena sanidad en el viñedo. El verano, fue frío y seco que comportó una maduración tardía y mucho equilibrio de la uva.
Una cariñena con una crianza en barrica de roble Slavonia y huevo de cemento durante quince meses y treinta meses reposando en botella. Con una producción media de 4.100 kilos por hectárea de esta primera añada de este vino de mínima intervención se han elaborado únicamente 642 botellas.
La etiqueta es una oda en el aire. El color amarillo es un tributo al elemento “aire” refiriéndose a su sutileza pero a la vez armoniosa complejidad (un proyecto con el objetivo de completar cuatro elementos naturales, con cuatro referencias de vino). Además, la tipografía de la etiqueta está hecha con la máquina de escribir del bisabuelo de Frank Margenat (el propietario), una Remington de 1904.
Un vino fresco, sutil y complejo. Destaca la elegancia y armonía con una complejidad insólita. Un vino que expresa el paisaje, el clima y la pureza de esta variedad tan apreciada por la bodega. Una apuesta por las variedades autóctonas, por la identidad y por el compromiso con nuestra historia.
El reflejo del paisaje y el territorio en la botella. Esto es la magia.
Descubre el artículo de Ramon Francàs, escrito el pasado domingo 19 de febrero, presentando la nueva primicia del Oller del Mas: Especial Carinyena 2018.